La situación política española era crítica a mediados de
1930. La dimisión de Miguel Primo de Rivera y su recambio por Dámaso Berenguer
no habían solucionado los problemas políticos y sociales del país,
incrementados por la crisis económica de la Gran Depresión. Muchos comenzaron a pensar que el problema radicaba
en la propia monarquía. Ese era el ambiente en que se alcanzó, en agosto de
1930, el Pacto de San Sebastián, la alianza de los grupos republicanos
españoles para derrocar a Alfonso XIII.
A las tres y media de la tarde del 17 de agosto de 1930,
quince hombres de edades y aspectos muy dispares se reunieron en los locales
del Casino Republicano de San Sebastián. Habían viajado desde diversos puntos
de España hasta la ciudad cantábrica para negociar un pacto de acción de todos
los republicanos contra la monarquía de Alfonso XIII. Hablaron, acercaron
posiciones y salieron convencidos de que habían atado un sólido acuerdo, que
tenía como premisa necesaria la autonomía política para Cataluña. Nadie creyó
necesario ponerlo entonces por escrito. Tardarían muchos meses en darse cuenta
de que cada uno de los presentes había entendido lo que había querido entender.

No hay comentarios:
Publicar un comentario