
Pedro Menéndez de Avilés
El adelantado de la Florida
o Pedro Menéndez de Avilés para la Historia de España, y de América . Nació en Avilés
el 15 de febrero de 1519, en el seno de una familia más o menos pudiente. Con
el tiempo, llegaría a ser uno de nuestros mayores marinos y guerreros, Adelantado de La Florida y Gobernador
de Cuba.
Una vida en la
que durante cincuenta y cinco años defendió nuestras enseñas allá donde fuera
requerido, doblegando a los enemigos (principalmente franceses hugonotes,
piratas y corsarios, además de herejes) por doquier, en toda la zona del
Caribe, donde fue amo y señor, bandera, estandarte y adalid durante décadas,
aunque a veces él mismo tuviera que poner miles de maravedís de su propio
bolsillo para defender su causa y la de España.
Pero además de
un genial navegante y un esforzadísimo soldado, Pedro Menéndez de Avilés fue un
precursor y un gran estratega. A
él se deben los primeros planes para la navegación ordenada y lo más exacta de
la flota de Indias (describía hasta el número de hombre que debía
albergar), diseñó barcos, siempre estuvo muy preocupado por la posibilidad de
poder trazar la longitud marina, fue
cartógrafo, consejero privadísimo de Felipe II, asesor en todo lo
que tenía que ver con las Indias y un genio. Sufrió la envidia que le llevó a
un proceso judicial, murió sin un doblón después de gastarse toda su fortuna
por el Imperio, la Fe y por España.
Cuentan las
crónicas que ya de crío le nació a don Pedro su pasión por el mar y por el
combate. Quizá fue en las noches junto al lar en su casa de Avilés cuando
escuchó tantas historias y sucesos sobre corsarios y piratas franceses que
asolaban las costas cantábricas. Así pues, el coraje se le salía al caballero
de las entrañas con tan solo catorce años, cuando decidió escaparse de su casa
y alistarse como primerizo pero valiente grumete.
Volvió dos años después pero con una idea fija en la
cabeza: crear él mismo su propia
flota. Ni recién casado quiso una vida familiar. A los diecinueve años,
arma un barco y acompañado por gente de su tierra consigue echarle el guante a
dos barcos de la gabachada en aguas de Vigo. Unos años después, en 1544, el
francés Jean Alphonse de Saintogne secuestra
en la zona de Finisterre dieciocho navíos españoles que se lleva de muy malas
maneras al puerto de La Rochelle. Menéndez sale en su busca, da con él y manda al tal Saintogne a criar malvasy
recupera unos cuantos de los barcos. Tiempo después, Antonio Alfonso de
Saintogne, hijo del anterior finiquitado, quiere su venganza. Pero Menéndez también le da lo suyo. Y
su nombre comienza a hacerse conocer como el nuevo héroe de la marinería. El propio emperador Carlos I se entera de sus
hazañas y le pide que limpie el Cantábrico de corsaros. Don Carlos
también le pide en 1554 que sea don Francisco quien mande la flota que ha de
llevarle a Flandes. Ese mismo año se celebra la boda entre Felipe, hijo de
Carlos V, y María Tudor. En la flota también iba Menéndez, como uno de los
principales pasajeros. Pronto será nombrado Capitán General de la Flota de
Indias.
Cuando Felipe
II es el nuevo rey tras la abdicación de su padre Carlos I, en 1556, Pedro Menéndez de Avilés es nombrado Capitán
General de la Escuadra de Armas. Su labor, apoyar a los Tercios que
luchan en Francia y Flandes. Tiempo después se le encarga volver a América para
darle su merecido a Lope de Aguirre, que además de loco se ha
vuelto contra su propio rey. En ésas, que cuando llega a Aguirre ya le han
despachado la cabeza los indios.
Vuelve a España y es detenido, por mor de traidores y
envidiosos. Sale con bien de la justicia y decide que su objetivo es La
Florida, donde cree que está el hijo desaparecido. Antes que él Ponce de León, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Hernando de
Soto, ya habían pasado por aquella tierra, pero ninguno la tuvo en tanto cariño
como Menéndez. Allí, se le encomienda que acabe con todos los franceses
protestantes hugonotes que están instalándose en la zona y han fundado el
fuerte de Fort Caroline,
bajo las órdenes de René Goulaine de Laudonnière y Jean Ribault, que desde su llegada se empeñaron en no dejar
hacienda ni buque español sin atacar.
Menéndez lo intentó por mar, pero no pudo llevar
adelante su propósito, ante lo cual los franceses pasaron al contraataque, lo
que aprovechó Menéndez, que además de valiente también tiraba muy bien de
inteligencia, para atacar el campamento por tierra, y el fue el primero en
comandar a su gente. Llegó a Fort Caroline 20 de septiembre de 1565, día de San
Agustín. La resistencia fue escasa y posteriormentePedro Menéndez la emprendió con todo francés que se pusiera a su vista,
como le había requerido Su Majestad Católica. No obstante, algunos franceses
que decían pertenecer a la fe católica salvaban sus vidas.
Por tierra, por mar y hasta por aire si hubiera
existido el avión Menéndez no paraba un solo día de luchar contra los franceses.
Sin embargo, poco a poco su gente empezaba a pasar penurias por la falta de
provisiones, ante lo que su capitán decidió marchar a Cuba para pedir ayuda. Le
fue denegada de malas maneras y Menéndez partió hacia España para quejarse. Felipe II, que en tanta
estima le tenía, le creyó y a la par le nombró gobernador de Cuba. Y de la Perla del Caribe, de nuevo a La
Florida para ayudar a los suyos. Georgia, Carolina del Sur y el canal de las
Bahamas también supieron de sus pasos, que no eran en vano, pues siempre había
piratas y corsarios por allí a los que escarmentar.
Y así, años y años hasta su regreso a España, cuando
Felipe II ya empezaba a pensar en la invasión de Inglaterra (la Empresa de Inglaterra, la Armada Invencible de
años después) y tenía a Pedro
Menéndez de Avilés como uno de sus principalísimos asesores.
Era Caballero de la Orden de Santiago, pero no tenía en sus guerreros bolsillos un
maravedí. Enfermó y el mal no era pequeño: tifus exantemático. El 15 de
septiembre dicta su testamento. El
17 de septiembre de 1574 muere en Santander. Desde entonces, Avilés
llevará el nombre de Villa del Adelantado. Atrás quedaba la fundación de San Agustín, de la que se
dice con razón la ciudad más antigua de lo que hoy son los Estados Unidos.
Hoy en San Agustín de la Florida, delante de su
ayuntamiento, hay una estatua del marino y guerrero español, y a menudo se
puede ver ondear allí, la bandera blanca con la cruz de Borgoña roja, la enseña de Castilla. También en su
tierra natal avilesina una estatua de bronce le rinde memoria, donde reza: «A
Pedro Menéndez de Avilés, 1519-1574, Caballero del Hábito de Santiago, Capitán
General del Mar Océano, Adelantado y Conquistador de La Florida, donde fundó la
ciudad de San Agustín en el año de 1565. Modelo de caballeros y patriotas, su
pueblo y la Patria agradecidos le consagran este recuerdo. Año 1917».
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